La industria cárnica y el fomento de la innovación
Secretario de ANICE (Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España)
Cosecretario de CONFECARNE (Confederación de Organizaciones empresariales del Sector Cárnico de España)
Cada vez es más difícil encontrar una pyme que no haya desarrollado algún proyecto innovador de singular importancia para poner en el mercado productos seguros, adaptados a los requerimientos del consumidor, competitivos y rentables, desarrollando y utilizando para ello nuevas tecnologías y procesos de fabricación. Podemos decir que el sector ha sabido aprovechar, en una medida bastante razonable, el marco jurídico y fiscal favorable para abordar en estos años los necesarios procesos de I+D+i.
Pero hay que ordenar este proceso y avanzar cualitativa y cuantitativamente, a través de la creación de estructuras que nos permitan canalizar esa innovación de forma eficaz para que las empresas puedan generar valor y conocimiento, al servicio del mercado y el consumidor y de su propia rentabilidad.
Por ello, es necesario dar algún "toque de atención", en positivo, para avanzar sobre los puntos pendientes en los procesos de innovación en nuestro sector.
Por ejemplo, no estamos atrayendo como podríamos todos los fondos de la UE para el Horizonte 2020 hacia proyectos de nuestro país; e, igualmente, no hemos conseguido la creación de una entidad a imagen y semejanza de las antiguas plataformas tecnológicas, que apoyase esa captación de fondos y contribuyese a identificar, coordinar y vertebrar la innovación ganadero-cárnica española.
Desde ANICE, también defendemos el interés que tendría para el desarrollo tecnológico del sector la implementación de una segunda parte del Plan PIPE (Plan de Iniciación a la Promoción Exterior), desarrollado hace tiempo por el ICEX y las Cámaras de Comercio, con el apoyo de los fondos FEDER de la Unión Europea, pero dirigido a la innovación de las pequeñas y medianas empresas.
La innovación y la exportación van de la mano. El hecho de que las pymes pudieran incorporarse a un "Plan PIPE 2" para el fomento de la innovación orientada a la internacionalización y contasen con expertos que analizasen sus producciones, oportunidades de mejora e innovación y su adaptación para el acceso a mercados internacionales, sería un impulso muy importante para las empresas y para la competitividad de nuestro país.
Igualmente, tenemos que conseguir vertebrar de forma eficiente la relación de la industria con el "mundo de la innovación", entendiendo como tal los centros tecnológicos públicos y privados y los departamentos universitarios de investigación; pues solo desde la estrecha colaboración entre ambos se consiguen identificar los intereses comunes, los requerimientos del mercado, las necesidades de innovación en instalaciones, maquinaria, tecnología y procesos (desarrollo de productos, formatos, envases, conservación, seguridad alimentaria, vida útil, etc.), y abordar las posibilidades de financiación, rentabilidad y retorno.
Hay que tener clara una variable estratégica para el futuro de toda la cadena de valor de las carnes: el grado de madurez de nuestro mercado interior, así como poner día a día sobre la mesa de forma palpable -y más de cara al futuro- la importancia de competir en los mercados internacionales como garantía de la viabilidad sectorial.
Empresas | 3.000 |
Facturación | 21.506 millones de € |
Crecimiento anual | 1,7% |
Balanza comercial | 3.271 millones de € (456% tasa de cobertura) |
Áreas de innovación | Nutrición y salud. Nuevos formatos y envases (lonchados y porciones). Eficiencia y sostenibilidad |
Fortalezas | Potencia mundial. Primer sector exportador de la industria agroalimentaria española. Representa el 2% del PIB nacional. Diferenciación en mercados internacionales por innovación y calidad |
Nuestro sector ha pasado, en apenas 20 años, de no hacer ventas exteriores a convertirse en el primer sector exportador de la industria agroalimentaria española y en una potencia en el mercado mundial de productos cárnicos. Las exportaciones se han configurado ya desde hace años como una variable estratégica para el sector, en muchos casos como una apuesta decidida de futuro y crecimiento, y, para otros –en estos últimos años de crisis económica generalizada- como tabla de salvación para superar la difícil situación del mercado nacional.
Pero, el alto número de operadores internacionales con altas posibilidades de competencia y las cada vez más difíciles condiciones de acceso y desarrollo a los nuevos mercados de los productos cárnicos, hacen que las estrategias exteriores de nuestro sector pasen por tomar la delantera en innovación, en conseguir que nuestras industrias se diferencien por desarrollo tecnológico y no por precio, presentando en los mercados productos de mayor valor añadido, productos elaborados que nos diferencien de la competencia de otros países por el nivel de I+D+i incorporado a su oferta comercial.
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